domingo, 17 de agosto de 2014

"No tiene dobles. No hace trampas. Es Jackie Chan"


Cuando era pequeño y, mientras hacía zapping una tarde de fin de semana, vi varias escenas de una película de artes marciales en un canal de televisión local: el protagonista se metía en mil enredos y subía por las paredes de un callejón ayudado sólo por sus brazos y piernas; por entonces, no sabía que aquel era Jackie Chan, ni que aquella película era El chino (1982), uno de los títulos más importantes de su filmografía. Años más tarde, coincidiendo con el estreno de Duro de matar (1995), conocí por fin su nombre en un programa de radio y descubrí que era una estrella de cine famosa, sobre todo, por no utilizar dobles en ninguna de sus escenas de acción -una afirmación algo tajante y que él mismo se ha encargado de desmentir en varias ocasiones-. Me fui haciendo mayor y conocí a más gente que, como yo, disfrutaba enormemente viendo a aquel actor ejecutando coreografías imposibles y arriesgando su integridad física con tal de entretener al espectador, ya fuera saltando entre dos pisos o tirándose por un poste metálico lleno de bombillas. 


Con el tiempo, me di cuenta de que -al menos en mi caso particular- el cine de Jackie Chan es, en cierto modo, como la literatura de Julio Cortázar: una vez que has leído al escritor argentino, cuesta disfrutar de cualquier otro libro; y con el actor hongkonés ocurre algo parecido: una vez que has visto sus películas, cuesta disfrutar del resto de cintas de acción. Es cierto que, en los últimos tiempos, títulos como Ong Bak (2003), Chocolate (2008) o Redada asesina (2011) han subido muchísimo el listón en lo que a espectacularidad y autenticidad se refiere, pero tienen complicado competir en fascinación, carisma y disfrute con muchas de las escenas protagonizadas por Jackie Chan a lo largo de sus más de cinco décadas de carrera cinematográfica. Cinco décadas repletas de éxitos y fracasos, de obras maestras y películas olvidables, de proyectos personales y productos 'made in Hollywood': todos ellos son objeto de estudio en un libro de próxima aparición, y sobre el que estaréis permanentemente informados en este blog. 


[Arriba, fotogramas de Leyenda del luchador borracho (1994), su última gran película de artes marciales, y de Superpolicía en apuros (1988), segunda entrega de la saga 'Police Story'; y encima de estas líneas, el tráiler de Duro de matar (1995), el film que otorgó a Chan su primer éxito en la taquilla estadounidense]

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