viernes, 21 de noviembre de 2014

Dos hombres y un castillo

A lo largo de las últimas semanas, y tras el 'huracán' que supuso Exodus: Dioses y reyes (2014), otra superproducción cinematográfica internacional trasladó su equipo de rodaje a la provincia de Almería: en esta ocasión se trataba de Clavius (2015), una cinta de época y de inspiración bíblica -como el film de Ridley Scott- que, tras filmar parte de su metraje en Malta, escogió paisajes y monumentos almerienses como la Playa de los Genoveses o la mismísima Alcazaba, para ambientar -según puede leerse en la sinopsis oficial- las aventuras de un centurión romano al que le es encargada, por Poncio Pilatos, la misión de investigar la posible resurrección de Jesucristo tras ser cruficicado. 

Al frente del reparto destaca Joseph Fienns, un actor que no es ajeno a interpretar personajes del pasado, como bien demuestra su participación en producciones como Elizabeth (1998), Lutero (2003), El mercader de Venecia (2004) o Hércules (2014). De hecho, Fiennes se dio a conocer al gran público dando vida al dramaturgo inglés más famoso de todos los tiempos en la oscarizada Shakespeare enamorado (1998); aquel fue el papel más popular de un actor que, en los últimos tiempos, ha probado suerte en televisión con desigual fortuna: ejemplos de ello son la decepcionante Flashforward (2009-10) o la terrorífica segunda temporada de American Horror Story (2012-13). 

 Kevin Reynolds en la Plaza de la Catedral (Almería). 
[Fotografía: http://www.lavozdealmeria.es/vernoticia.asp?IdNoticia=68933&IdSeccion=5]

Por su parte, detrás de las cámaras de Clavius (2015) encontramos a Kevin Reynolds, un director cuyo último proyecto tiene casi diez años de antigüedad, y que desde finales de los noventa había estrenado solo una película por lustro: 187 (1997), La venganza del conde de Montecristo (2002) y Tristán + Isolda (2006). Sin embargo, su nombre es imprescindible a la hora de abordar el cine de las últimas décadas: suyas son Robin Hood, príncipe de los ladrones (1991), una de las cimas del cine popular noventero; o Waterworld (1995), una cinta fallida -más a nivel artístico que económico- pero cuya desmedida ambición presagió muchas de las características del Hollywood moderno.

Es evidente que, a día de hoy, ni Joseph Fiennes ni Kevin Reynolds -cuyo nombre ha sido confundido últimamente con el del actor canadiense 'Ryan' Reynolds- pasan por el momento más álgido de sus respectivas carreras cinematográficas, siendo uno de los actores secundarios del film quien se llevó la mayoría de tweets y flashes fotográficos -nos referimos al 'harrypotteriano' Tom Felton-; en cualquier caso, su mera presencia en nuestra provincia debió ser motivo suficiente para hacer esbozar la sonrisa cómplice de cualquier cinéfilo almeriense. Ojalá la Alcazaba les haya traído suerte a ambos. 

 Robin Hood, príncipe de los ladrones (1991), drigida por Kevin Reynolds

Publicado en La Voz de Almería (21-11-2014, p. 38)

viernes, 7 de noviembre de 2014

Sitges, el 'Festival de Festivales'

Aproximadamente trescientas películas proyectadas a lo largo de diez días, 60.000 entradas vendidas, 130.000 espectadores llenando las salas, acercándose a su cincuenta cumpleaños... Ya solo teniendo en cuenta estos datos, podemos afirmar que la última y 46ª edición del Festival Internacional de Cine de Cataluña -más conocido popularmente como el 'Festival de Sitges'-, celebrada del 3 al 12 de octubre, ha sido todo un éxito; y más en los tiempos de zozobra artística y económica que estamos viviendo actualmente en nuestro país. En Almería sabemos bien de las bondades que un Festival de Cine puede acarrear a una ciudad o provincia -ahí están Almería en Corto o el AWFF para demostrarlo-, y es algo que en Sitges llevan experimentando desde 1968.

Asociado generalmente al cine de terror o a las películas más extremas -anécdotas como las ambulancias habilitadas durante el estreno de Martyrs (2008) o polémicas como la imputación judicial que siguió a la proyección de A Serbian Film (2010) no han hecho más que acrecentar dicha apreciación-, el Festival de Sitges es en realidad un certamen abierto a todo tipo de cinematografías y géneros, con secciones dedicadas al thriller contemporáneo, al cine experimental e incluso al público infantil; ello no evita que el hilo conductor de todo el Festival siga siendo el género fantástico en toda su amplitud y que el cine de terror tenga una alta -y agradecida- presencia dentro de su programación.


Jean Dujardin en La French  (Cédric Jimenez, 2014)


Siguiendo una tradición instaurada desde hace algún tiempo, este año mi mujer y yo volvimos a desplazarnos hasta Sitges para disfrutar del que muchos llaman 'el mejor festival de cine fantástico del mundo' o, en menos palabras, el 'Festival de Festivales'. En esta ocasión pudimos disfrutar de Firestorm (2013) -una desmesurada y ridícula, pero aún así efectiva, cinta de acción hongkonesa protagonizada por el incombustible Andy Lay-, de La French (2014) -un vibrante thriller francés de ambientación setentera y encabezado por Jean Dujardin, el oscarizado protagonista de The Artist (2011)- y del díptico Runori Kenshin: Kyoto Inferno (2014) y Rurouni Kenshin: The Legend Ends (2014) -una extenuante maratón de casi cinco horas en la que se pudieron ver las dos últimas películas de la saga 'Kenshin', ineludible para los fans del manganime original. 

Pero las proyecciones no son el único aliciente del Festival, que también proporciona la posibilidad de asistir a exposiciones y conferencias; de adquirir películas, libros y todo tipo de productos relacionados con el séptimo arte; y, sobre todo, de compartir calles, mesas y butacas con otros apasionados del cine más 'fantástico' -en todos los sentidos.


 Fragmento del póster de Rurouni Kenshin: The Legend Ends (Keishi Ohtomo, 2014

Publicado en  La Voz de Almería (7-11-2014, p. 31)