viernes, 23 de enero de 2015

A un mes de los Óscar...



Hace dos semanas comentaba en esta misma columna que, desde hace un tiempo, ya no sigo los Premios Óscar con tanta dedicación como antaño: recuerdo que, durante mi época de instituto, me frustraba el hecho de que mi familia no estuviera abonada a Canal Plus para poder seguir la gala en directo -la cual procuraba escuchar por la radio hasta que el cuerpo aguantaba-, y cómo intentaba resarcirme viendo la repetición que la propia cadena privada emitía, ya en abierto, justo al día siguiente. Con los años, mis gustos se ampliaron y diversificaron, y los Óscar fueron perdiendo importancia dentro de los parámetros personales sobre los que estructuro mi relación con el séptimo arte. 
Aparte de la evidente -y hasta cierto punto entendible- limitación que supone el hecho de que la inmensa mayoría de películas que concurren a los premios sean de lengua inglesa, basta con hacer un repaso a las candidatas a las principales categorías de las últimas décadas -por no irnos demasiado lejos- para comprobar que géneros como el terror, la fantasía, la ciencia-ficción, la comedia o el thriller brillan -casi- siempre por su ausencia; si bien es cierto que el reciente incremento en el número de cintas nominadas a la mejor película -hasta un total de diez- ha contribuido a aliviar dicha situación, y títulos como Distrito 9 (2009), Toy Story 3 (2010) u Origen (2010) son prueba de ello. 

Distrito 9 (2009)

En lo que se refiere a esta próxima edición, de la recientemente se ha conocido la lista oficial de películas y profesionales nominados, es indudable que, aunque solo sea por pura probabilidad, acabaré viendo algunas de las cintas que resulten ganadoras en las diferentes categorías; a varias de las cuales llevo, de hecho, siguiéndoles la pista desde hace mucho tiempo -Boyhood (2014) o Whiplash (2014), por ejemplo-. Pero será, con toda seguridad, después del vendaval publicitario que rodea a los premios, y una vez que pueda disfrutar de ellas en su imprescindible versión original: algo complicado a día de hoy en la comercial almeriense -demos gracias al formato doméstico...
Pero en última instancia -y a pesar de que últimamente parece haber cobrado más importancia la labor promocional de los estudios que la propia calidad fílmica de las cintas a concurso-, no puede negarse, por un lado, el inmejorable apoyo que los Premios Óscar suponen para determinadas films que, de no ser por estar nominadas, no llegarían a los oídos de muchos espectadores -entre los que me incluyo-; y por otro, que entre las cintas nominadas y ganadoras del Óscar a la mejor película, desde 1928 a 2014, se encuentran numerosas muestras del mejor cine estadounidense del último siglo. 

Boyhood (2009)

Publicado en La voz de Almería, 23-1-2015

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