domingo, 22 de febrero de 2015

Óscars 2015: haciendo memoria















Cuatro semanas atrás, hablaba sobre mi relación de amor con los Óscar durante la adolescencia y de la indiferencia que me provocan desde hace años; pero también señalaba algo que resulta evidente, y es que entre la larga lista de títulos nominados y ganadores del Óscar a la mejor película hay innumerables muestras del mejor cine estadounidense de todos los tiempos -también de otros países, pero EEUU es sin duda la nacionalidad mayoritaria-. A solo dos días de que se celebre la 87ª edición, parece un buen momento para repasar algunas de las películas que han ganado el gran premio de la Academia; quizás haya tiempo de (re)visionar alguna antes del domingo... 

Recientemente, nos enterábamos del fallecimiento del actor Louis Jourdan: famoso, entre otras cosas, por interpretar al villano de Octopussy (1983), quien esto escribe lo recordará siempre por su papel en Gigi (1958), un musical dirigido por un maestro en la materia -Vincente Minnelli- y, en su momento, ganador del Óscar a la mejor película. Los musicales han sido siempre uno de los géneros más favorecidos por los miembros de la Academia, y buena muestra de ello son Un americano en París (1951) -también dirigido por Minnelli, y una de las obras maestras del género- o la mítica Sonrisas y lágrimas (1965) -sigue siendo un placer verla, y más en su reciente edición en Blu-ray. 

Un americano en París (1951)

Pero si hay un tipo de películas que gusta especialmente a los académicos y académicas es el de las historias épicas o 'más grandes que la vida', ya obedezca dicha cualidad a la grandiosidad de sus acontecimientos, a su abrumadora puesta escena y/o a una trama contada a lo largo de un extenso período de tiempo. Ejemplos de ello serían Los mejores años de nuestra vida (1946) -sobre las consecuencias de la II Guerra Mundial en la vida ordinaria de los soldados estadounidenses-, Lawrence de Arabia (1962) -quizás la mejor película jamás rodada en paisajes almerienses- o El Padrino. Parte II (1974) -cuya perfección se acrecienta con los años y por más que la repitan en Paramount Channel. 

Dramas íntimos como Marty (1955) -pieza fundamental en la evolución del panorama independiente de EEUU-, thrillers policíacos como Contra el imperio de la droga (1971) -cúanto se echa de menos al mejor Wiliam Friedkin- e historias de superación personal como Rocky (1976) -nunca está de más recordar que Stallone estaba también nominado al mejor guionista y al mejor actor protagonista- fueron otras de las que se alzaron con el codiciado Óscar a la mejor película. El tiempo dirá si la ganadora de este próximo domingo logra superar también la prueba más difícil: el paso de las décadas. 

Contra el imperio de la droga (1971)


Publicado en La Voz de Almería, 20-2-2015

sábado, 7 de febrero de 2015

Miedos y pecados cinéfilos



El pasado jueves 29, gracias a las gestiones de la Librería Sintagma y el Área de Cultura del Ayuntamiento de El Ejido, tuve ocasión de participar en el II Ciclo de Cine Actual que ha tenido lugar en dicha localidad, y con gran éxito de asistencia, a lo largo del mes de enero; el motivo era ofrecer una charla titulada 'Terror, fantasía, acción: Cinefagia VS Cinefilia', y el propósito, profundizar, de la forma más amena pero rigurosa posible, en la naturaleza inabarcable del cine -algo que sucede también con otras muchas manifestaciones culturales-, así como en las diversas formas en que los espectadores actuales entendemos, visionamos, disfrutamos, consumimos y amamos el séptimo arte.

La charla dio pronto lugar al debate con el público y a una enriquecedora conversación en la que hubo tiempo para charlar sobre todo tipo de temas y tópicos relacionados con el cine. Uno de ellos fue el de los 'placeres culpables': esa etiqueta con la que nos referimos a aquellas películas que nos cuesta reconocer que nos gustan o apasionan, dadas sus características estéticas, académicas o ideológicas. En mi caso particular -y sobre todo desde que adopté mi condición de cinéfago-, nunca he tenido reparo en admitir que disfruto con el cine de Alfred Hitchcock y de Yasujiro Ozu, pero también con Km. 666 (Desvío al infierno) (2003) o Cobra, el brazo fuerte de la ley (1986). 

Cobra, el brazo fuerte de la ley (1986)

Otro de los temas tratados fue el de la crítica de cine: ¿hasta qué punto es útil para los amantes del séptimo arte?, ¿qué criterios podemos seguir para aprovecharla en todo su potencial?, ¿cómo decidir de quién fiarnos a la hora de leer la valoración -positiva o negativa- de una película? Las respuestas a dichas preguntas pueden ser muy diversas y dependerán de cada espectador, pero es indudable que, actualmente, la gran variedad y progresiva especialización de las publicaciones sobre cine nos permiten confeccionar nuestra propia hoja de ruta cultural y acudir, en función de nuestros particulares gustos e inquietudes, al medio o persona con el que más podamos empatizar -o todo lo contrario.

Y también hubo tiempo para hablar acerca de las famosas listas dedicadas a recopilar las 'mejores películas' de todos los tiempos. A este respecto, en 2011 la web Lovefilm realizó una encuesta sobre las películas que más veces se fingía haber visto, y el resultado fue el siguiente: El padrino (1972), Casablanca (1942), Taxi Driver (1976), 2001: Una odisea del espacio (1968), Reservoir Dogs (1992), This is Spinal Tap (1984), Apocalypse Now (1979), Uno de los nuestros (1990), Blade Runner (1982) y La gran evasión (1963). No sé los lectores, pero yo aún tengo pendientes tres de ellas... 

Blade Runner (1982)

Publicado en La Voz de Almería, 6-2-2015