Para cualquier persona aficionada
al cine residente en Almería, existe cierto placer en saber que, a lo largo de
las últimas décadas, han pasado por esta provincia innumerables estrellas y
figuras del séptimo arte; y es que, aún en el caso de aquellos y aquellas que
-ya sea por cuestión de edad u oportunidad- no tuvimos ocasión de acudir al
rodaje de títulos míticos como Lawrence
de Arabia (1962) o Indiana Jones y la
última cruzada (1989), ni de ver en persona a intérpretes y cineastas como
Clint Eastwood, Nicholas Ray, Sophia Loren, Sean Connery, Lucio Fulci o Rita
Hayworth, resulta emocionante pensar que todos ellos pisaron, en su momento, la
capital o el desierto de Tabernas.
Considerado por buena parte de la
comunidad cinéfila como el mejor spaguetti
western dirigido por Sergio Leone -o incluso como la mejor muestra de todo
el subgénero-, Hasta que llegó su hora (1968)
ambientó buena parte de su metraje en tierras almerienses, trayendo hasta
nuestra provincia a actores y actrices como Claudia Cardinale -ya bautizada en
el western con Los profesionales
(1966)-, Jason Robards -el futuro padre del personaje de Tom Cruise en Magnolia (1999)-, Charles Bronson -casi
recién salido del rodaje de Doce del
patíbulo (1967)- o el mismísimo Henry Fonda -aquí en uno de sus escasos roles
de villano, que no el único o el primero de su filmografía.
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Hasta que llegó su hora (1968)
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Más desapercibida pasó la presencia
de un joven de diecisiete años que, solo una década después, se encargaría de dirigir
una de las comedias más taquilleras de la historia: Desmadre a la americana (1978); hablamos de John Landis, el
responsable de films como Granujas a todo
ritmo (1980) o Un hombre lobo
americano en Londres (1981), y del mítico videoclip de Thriller (1983) protagonizado por Michael Jackson. No obstante, a
finales de los años sesenta el futuro cineasta se dedicaba a saltar de un
rodaje a otro realizando todo tipo de labores, y en Hasta que llegó su hora (1968) ejerció, entre otras cosas, como
especialista de acción en varias escenas de riesgo físico.
Durante aquellas semanas de rodaje en España -el equipo también visitó Granada-, Landis tuvo ocasión de conocer a dos de los guionistas del film, por entonces aún no demasiado famosos: Bernardo Bertolucci -El último tango en París (1972)- y Dario Argento -uno de los padres del giallo italiano, gracias a títulos como El pájaro de las plumas de cristal (1970)-; décadas después, este último realizaría un cameo en una de las películas más desconocidas del propio Landis: Sangre fresca (1992). Y es que, en lo que se refiere a esta 'Tierra de Cine' llamada Almería, a veces el mundo es un pañuelo...
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Sangre fresca (1992)
Publicado en La Voz de Almería, 27-3-2015