sábado, 21 de noviembre de 2015

La mesa del fondo













Hace unos años, allá por 2011, vi casi de casualidad el primer capítulo de una serie estadounidense titulada The Booth at the End, cuya principal novedad era su emisión multiplataforma: los capítulos podían verse casi a la vez en internet, en los dispositivos móviles y a través de la televisión tradicional. En cuanto a su argumento, resultaba muy seductor: un misterioso individuo tiene reservada una mesa al fondo de un restaurante y allí va recibiendo las visitas de diferentes personas; estas últimas le piden un favor, él ojea el cuaderno que tiene sobre la mesa y les encomienda una misión a cambio de concederles el deseo. Por motivos que ahora no recuerdo, solo vi aquel primer capítulo.
Pero hace unas semanas tuve, por fin, la oportunidad de ver la serie al completo: dos temporadas, cinco episodios por temporada y poco más de veinte minutos por episodio; algo más de dos horas que fui viendo a lo largo de un intenso día. Hay quien opina que es una serie que se disfruta mejor poco a poco, quizás ‘administrando’ una dosis por semana, pero en mi caso no pude evitar ir pasando de un capítulo a otro, deseando saber cómo continuaba la trama y qué le ocurriría a sus personajes; además, conforme pasan los episodios se va profundizando –que no necesariamente explicando– más y más en la propia mitología de la serie, lo que hace aún más atractivo y adictivo su visionado.

The Booth at the End (2011-2012)

Los alicientes para darle una oportunidad a The Booth at the End son muchos: la magistral interpretación de Xander Berkeley como el ‘hombre de los deseos’ –es una delicia verle escuchar a sus clientes–, la ambigüedad genérica que recorre buena parte de la trama –¿es un thriller o un relato fantástico?–, su facilidad para entretener al espectador mostrando solo a dos personas hablando –no creo que sea casualidad que su creador y guionista, Christopher Kubasik, hubiera trabajado previamente en la industria de los juegos de rol–, la atmosférica banda sonora, el impecable trabajo de ambientación –dan ganas de sentarse en ese restaurante a tomar un café y un pastel de manzana–; etc.
El desenlace de la segunda temporada, emitido en septiembre de 2012, deja la trama en un punto álgido y ofrece un portentoso cliffhanger muy fiel a la filosofía general de la serie, en el que prima más lo emocional que lo visual o espectacular. Desde entonces, los fans de The Booth at the End se preguntan cuándo llegará una tercera tanda de episodios que, lamentablemente, va pareciendo más improbable a medida que pasa el tiempo; pero no perdamos la esperanza… PD.: Este fin de semana toca maratón de Jessica Jones; y el viernes próximo, en esta misma columna, la correspondiente reseña. 

The Booth at the End (2011-2012)

Publicado en La Voz de Almería (20-11-2015)

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