sábado, 12 de diciembre de 2015

The Leftovers


No tengo reparos en afirmar que la exitosa y polémica Perdidos (2004-2010) fue una de las series más importantes de mi vida: es cierto que su sexta y última temporada me dejó un cierto sabor agridulce –no tanto por las explicaciones ofrecidas o por sus decisiones argumentales, como por la forma de explicitarlas en pantalla–, pero la disfruté como creo que no volveré a disfrutar ninguna otra producción televisiva; la referencia a Perdidos no es gratuita, ya que es uno de sus máximos responsables, el también exitoso y polémico Damon Lindelof –coguionista de films como Prometheus (2012) o Tomorrowland (2015)–, quien está detrás de la serie que hoy comentamos.

Basada en la novela del mismo título y emitida por la prestigiosa cadena HBO, The Leftovers parte de la siguiente premisa: cierto día, y sin motivo aparente, el 2% de la población mundial se desvanece sin dejar rastro; no obstante, el hilo conductor de la serie no es averiguar el auténtico motivo de dicho incidente –Lindelof, quizás escarmentado por su experiencia en Perdidos, dejó claro desde un principio que el espectador nunca lo sabría, y también que habría más preguntas que respuestas–, sino profundizar en las consecuencias psicológicas y sociales que dicha desaparición masiva ha provocado entre la gente y, más concretamente, en la vida de los protagonistas.

Carrie Coon (Nora) en The Leftovers (2014-)

No recuerdo cuál fue mi reacción exacta al ver los primeros episodios de la serie, pero sí que quedé completamente enganchado tras el tercero: titulado ‘Dos barcos y un helicóptero’ y monopolizado por un descomunal Christopher Eccleston –el noveno Doctor Who de la longeva serie británica–, tuvo en mí casi el mismo efecto que el provocado en su día por ‘Expedición’, aquel inolvidable primer episodio de Perdidos protagonizado por el personaje de John Locke. Mi obsesión con The Leftovers fue creciendo a cada capítulo y tras terminar la primera temporada dudé mucho que la segunda pudiera mantener o elevar el listón: cuán equivocado estaba…

Desde hace un tiempo, lo que más busco en cualquier producción audiovisual es que me emocione, y la –por el momento– última temporada de The Leftovers lo ha conseguido con creces: rara es la serie que me sorprende, me estremece y me obliga a secarme las lágrimas tantas veces a lo largo de un mismo episodio… Aficionada a jugar con los límites entre lo real y lo fantástico, apoyada en una prodigiosa banda sonora, y llena de sorpresas argumentales, apasionantes flashbacks y personajes que sufren y se debaten entre la fe y la ciencia, la serie co-creada por Damon Lindelof no es solo su particular obra maestra, sino también una Perdidos 2.0: madura, centrada y mejorada.

Póster de la segunda temporada de The Leftovers (2014-)

Publicado en La Voz de Almería (11-12-15) 

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