Co-creada
por Judd Apatow -el nombre más destacado en la campaña de promoción-, Love (2016) es una de las últimas
incorporaciones a la lista de series de producción propia desarrolladas por
Netflix; se trata de una ‘dramedia’ -hasta en Big Bang Theory se hacen chistes sobre la afición de la plataforma
por este tipo de producciones- centrada en las peripecias vitales, amorosas y
profesionales de dos personajes recién salidos de sendas relaciones de pareja, y
tan diferentes entre sí como predestinados a encontrarse: Mickey, una
programadora de radio con numerosos problemas de adicción, y Gus, un tutor que supervisa
la educación de las estrellas infantiles de una exitosa serie de televisión.
Mickey
está interpretada por Gillian Jacobs: para muchos será siempre la ‘Britta’ de
la ya añorada Community (2009-2015),
pero con este su primer rol protagonista -y su polémico personaje durante la
cuarta temporada de Girls (HBO)- la
actriz confirma su talento todoterreno, dando vida a una mujer casi siempre ‘al
límite’. Gus, por su parte, tiene el rostro de Paul Rust: curtido como
guionista en la serie Arrested Development,
y con un físico ‘woodyalleniano’ que encaja a la perfección con la fachada de
su personaje -el cual nos es presentado, básicamente, como un nerd ‘buenazo’-, el actor también
coproduce la serie y se ha encargado de coescribir buena parte de los capítulos
-junto a Lesley Arfin y el ya mencionado Apatow.
LOVE (2016)
Seré
sincero: la ‘comedia romántica’ no es precisamente mi género cinematográfico -o
televisivo- favorito, pero he disfrutado mucho con Love: quizás porque, en última instancia, no es una comedia
romántica, o al menos no una al uso. Reuniones de amigos, escenas de sexo,
primeras citas -planeadas y no planeadas-, distintos tipos de drogas y fiestas
de treintañeros se dan la mano a lo largo de una trama que, en ocasiones, acaba
desembocando en la situación que el espectador había previsto desde un
principio, pero no sin antes haber experimentado mil desvíos, con los que se juega
a expandir y retorcer los tópicos argumentales que suelen caracterizar este
tipo de historias.
Uno
de los aspectos más polémicos de Love
es, sin duda, la evolución dramática de sus dos protagonistas: no hay más que
meterse en los foros de IMDb para
comprobar que, mientras algunas personas alaban la tridimensionalidad de los
personajes, para muchas otras la personalidad de estos últimos ‘cambia’
demasiado entre el primer y el último episodio. Yo soy de los que quedó
sorprendido por bastantes de las decisiones tomadas por Mickey y Gus a lo largo
de la serie, pero me resultó algo más positivo que negativo…
LOVE (2016)
Publicado en La Voz de Almería (18-3-16)