lunes, 21 de marzo de 2016

LOVE: ¿comedia romántica?



Co-creada por Judd Apatow -el nombre más destacado en la campaña de promoción-, Love (2016) es una de las últimas incorporaciones a la lista de series de producción propia desarrolladas por Netflix; se trata de una ‘dramedia’ -hasta en Big Bang Theory se hacen chistes sobre la afición de la plataforma por este tipo de producciones- centrada en las peripecias vitales, amorosas y profesionales de dos personajes recién salidos de sendas relaciones de pareja, y tan diferentes entre sí como predestinados a encontrarse: Mickey, una programadora de radio con numerosos problemas de adicción, y Gus, un tutor que supervisa la educación de las estrellas infantiles de una exitosa serie de televisión.

Mickey está interpretada por Gillian Jacobs: para muchos será siempre la ‘Britta’ de la ya añorada Community (2009-2015), pero con este su primer rol protagonista -y su polémico personaje durante la cuarta temporada de Girls (HBO)- la actriz confirma su talento todoterreno, dando vida a una mujer casi siempre ‘al límite’. Gus, por su parte, tiene el rostro de Paul Rust: curtido como guionista en la serie Arrested Development, y con un físico ‘woodyalleniano’ que encaja a la perfección con la fachada de su personaje -el cual nos es presentado, básicamente, como un nerd ‘buenazo’-, el actor también coproduce la serie y se ha encargado de coescribir buena parte de los capítulos -junto a Lesley Arfin y el ya mencionado Apatow.     

LOVE (2016)

Seré sincero: la ‘comedia romántica’ no es precisamente mi género cinematográfico -o televisivo- favorito, pero he disfrutado mucho con Love: quizás porque, en última instancia, no es una comedia romántica, o al menos no una al uso. Reuniones de amigos, escenas de sexo, primeras citas -planeadas y no planeadas-, distintos tipos de drogas y fiestas de treintañeros se dan la mano a lo largo de una trama que, en ocasiones, acaba desembocando en la situación que el espectador había previsto desde un principio, pero no sin antes haber experimentado mil desvíos, con los que se juega a expandir y retorcer los tópicos argumentales que suelen caracterizar este tipo de historias.

Uno de los aspectos más polémicos de Love es, sin duda, la evolución dramática de sus dos protagonistas: no hay más que meterse en los foros de IMDb para comprobar que, mientras algunas personas alaban la tridimensionalidad de los personajes, para muchas otras la personalidad de estos últimos ‘cambia’ demasiado entre el primer y el último episodio. Yo soy de los que quedó sorprendido por bastantes de las decisiones tomadas por Mickey y Gus a lo largo de la serie, pero me resultó algo más positivo que negativo…

LOVE (2016)

Publicado en La Voz de Almería (18-3-16)

lunes, 14 de marzo de 2016

Trenes, películas y auriculares
















Recientemente hice un viaje en tren que duró alrededor de doce horas; no sé si a otras personas les ocurre igual, pero para mí -un obsesionado del séptimo arte- uno de los aspectos más entretenidos de este tipo de trayectos es comprobar qué títulos van asomando por las televisiones del vagón -o del autobús, en caso de escoger dicho medio de transporte-. Cuando era pequeño y viajaba en tren o autobús -lo cual ocurría con cierta frecuencia- ése era mi principal pasatiempo y, aunque ahora de adulto no me hace tanta ilusión, sigo sin perder ojo de la selección cinematográfica de turno… Aunque para ser sinceros, en pocas ocasiones acabo viendo los cintas en cuestión.   

Esta vez, al ser un viaje tan largo, tuve ocasión de ver pasar ante mis ojos tres películas y media: eso sí, de las tres televisiones solo una se veía bien y, para colmo, estaba muy lejos de mi asiento. La encargada de romper el hielo fue La historia de Marie Heurtin (2014): ambientada en la Francia de finales del s. XIX, gira en torno a la amistad entre una monja con problemas de salud y una niña sorda, muda y ciega, a la que la primera intenta enseñar el lenguaje de signos; aunque no puse mucha atención, seguí la historia gracias a los subtítulos y poniéndome los auriculares de vez en cuando; lo mejor: la austera pero bella ambientación, y las interpretaciones de las dos actrices protagonistas.

Walking on Sunshine (2014)

Cuando un par de horas después me cambié de tren -durante el transbordo- y me senté por fin en mi nuevo asiento, tuve la oportunidad de visionar la última media hora de metraje de Escobar: Paraíso perdido (2014), segmento que seguí de nuevo sin mucha atención y sin ponerme en ningún momento los auriculares -aunque miento, ya que sí los utilicé para disfrutar de la música de los créditos finales-. También recurrí a los subtítulos para seguir muy por encima la historia de Walking on Sunshine (2014), un flojo musical que decidí no ‘escuchar’ tras comprobar que sus números musicales estaban basados en canciones pop de los 80, insertadas con calzador dentro de la trama.

Finalmente, la única película para la que me puse los auriculares y que seguí con algo de interés fue la última de todas: El misterio de la felicidad (2013) -aunque solo fuera porque era argentina y ello me daba la oportunidad de apreciar las interpretaciones en su versión original-. Sencilla, simpática, con un reseñable uso del montaje y una pareja protagonista de lo más carismática -Guillermo Francella e Inés Estévez-, la película dirigida y/o coescrita por Daniel Burman no es en absoluto una obra maestra, pero me hizo terminar el viaje con un estupendo sabor de boca -y eso siempre es de agradecer.

El misterio de la felicidad (2013)

Publicado en La Voz de Almería (11-03-2016) 

sábado, 5 de marzo de 2016

IKARO (2016), de Alfonso Chaves

                                       
Conocí a Alfonso Chaves hace aproximadamente un año, durante un programa de radio y vía telefónica: él presentaba su debut en el largometraje -tras una fructífera carrera en el campo del cortometraje- y quien esto escribe había sido invitado a participar en dicha entrevista, ya que el film tenía grandes dosis de acción y hacía tan solo unas semanas que yo había presentado en aquel mismo espacio mi primer libro, dedicado a las películas de Jackie Chan. El caso es que, en fechas recientes -y tras su presentación oficial ante la prensa en la sede de RTVA-, tuve la posibilidad de ver IKARO en exclusiva y escribir la presente reseña.

Rodada casi íntegramente en diferentes escenarios sevillanos y desarrollada de forma independiente bajo el sello Mayday Producciones, la película cuenta la historia de León, un exasesino a sueldo envuelto en una peligrosa trama de espionaje industrial, en la que también se verán involucrados su familia, su exmujer y un antiguo colega de trabajo; y aunque la estructura del film obedece principalmente a la propia del moderno thriller de acción hollywoodense -conspiraciones, secuestros, persecuciones, giros de guión, etc.-, IKARO también incluye varias escenas de carácter dramático, peleas de artes marciales e incluso una tórrida escena de sexo. 

Cartel promocional de IKARO (2016)

El CGI de las explosiones, la textura digital, algunas interpretaciones y ciertos baches de guión denotan el hecho de que nos hallamos ante una ópera prima de modesto presupuesto, pero Chaves -director, editor, coguionista y coproductor ejecutivo-  introduce un sinfín de recursos audiovisuales dignos de una superproducción: unos créditos iniciales de lo más atractivos; pantallas partidas; planos secuencia -hay uno espectacular en el interior de un cuarto de baño-, cenitales y a ras de suelo -de gran calidad visual-; bellísimas tomas aéreas -llevadas a cabo mediante drones-; o una dinámica banda sonora -su leitmotiv acaba haciéndose imprescindible. 

Pero la parte más sorprendente del film -y no solo por su escasez dentro del cine patrio- son las variadas coreografías de acción, para las que se ha contado con la colaboración del prestigioso equipo de especialistas MovieStunts, y en las que se hace un potente uso del montaje y los efectos de sonido: tiroteos; persecuciones en coche, en moto y a pie; peleas con palos y cuchillos; patadas voladoras; cámaras lentas; llaves inmovilizadoras; un clímax lleno de combates y propio de un videojuego; etc. Escenas que dejan siempre con ganas de más, nos hacen esperar con impaciencia nuevos trabajos del cineasta y hacen soñar con un ‘cine de acción español’ -y con ver IKARO en salas almerienses…

IKARO (2016)

Publicado en La Voz de Almería (4-3-2016)