Dos
‘colegas a la fuerza’ -un concepto clave en casi toda su filmografía-; un viudo
con sentimientos de culpa -Arma letal (1987)-;
un perdedor que no para de recordarse que nunca conseguirá ser feliz y una niña
que actúa como ‘pegamento’ emocional entre los dos protagonistas -El último Boy Scout (1991)-; una pareja
conformada por dos tipos con muy distinta tolerancia al dolor y al estrés -Kiss Kiss Bang Bang (2005)-… Puede
resultar injusto comparar Dos buenos
tipos (2016) con sus películas anteriores, pero Shane Black -aquí director
y coguionista, junto a Anthony Bagarozzi- tampoco es que busque huir de los
referentes que, hasta el momento, han ido conformando su carrera.
Por
mi parte, quizás fui con las expectativas demasiado elevadas, pero lo cierto es
que salí ligeramente decepcionado del cine… Todo estaba en su sitio -los
personajes, la trama, los diálogos, los monólogos, la música, la ambientación
setentera-, pero algo no me terminaba de encajar y, en determinados momentos,
me parecía estar viendo a ‘dos estrellas de cine llamadas Russell Crowe y Ryan
Gosling actuando en una película de Shane Black’; en este sentido, la faceta
cómica del protagonista de Drive (2011)
ha sido uno de los elementos más aplaudidos de la cinta, pero a mí la
interpretación tan exagerada de Gosling consiguió sacarme de la película en alguna
que otra escena.
Cartel promocional de Dos buenos tipos (2016)
Pero
también hubo muchísimas otras cosas que me encantaron: las escenas de acción -alejadas
del habitual montaje ‘videoclipero’ que
tanto abunda en el cine actual-, los constantes detalles de comedia visual -esa
‘doble’ caída a la piscina durante el tercer acto-, la innegable química entre
Crowe y Gosling, el carisma de la jovencísima Angourie Rice -ahora sí que tengo
que recuperar Las últimas horas (2013)-,
y un largo etc. Además, reconozco que varias escenas me hicieron aplaudir o
estar a punto de llorar de la risa -ojo al ‘momento Richard Nixon’-, y eso para
mí ya es más que suficiente como para estar deseando revisar Dos buenos tipos (2016) en formato
doméstico.
PD. El
pasado domingo saltaba la noticia: el actor Anton Yelchin -bastante prolífico
en los últimos años- había fallecido en un desgraciado accidente, a los 27
años. Noche de miedo (2011), Terminator Salvation (2009), Star Trek (2009) y sus dos secuelas, la
reciente y aplaudida Green Room (2015)…
Quizás no llegó a participar en ninguna obra maestra, pero las reacciones de
los últimos días dejan bastante claro que era uno de esos -diría que pocos- intérpretes
que caían bien a casi todo el mundo. Yo, personalmente, siempre le recordaré
por su papel en la dulce, triste y romántica Como locos (2011).
Anton Yelchin (1989-2016)
Publicado en La Voz de Almería (24-6-2016)