Esta
semana se cumplen veinte años del estreno de Mission: Impossible (1996): el film dirigido por Brian de Palma -y
protagonizado por el incombustible Tom Cruise, que a sus 54 años sigue
empalmando un rodaje tras otro- cambió mi forma de ver el cine de acción y me
hizo conocer a un cineasta que hoy forma parte de mi altar particular, junto a
John Carpenter y Dario Argento. El prólogo en blanco y negro, la explosión en
el restaurante, Cruise suspendido encima de un ordenador, el tren-bala y el
helicóptero del clímax final… Escenas que han quedado para siempre en mi
recuerdo cinéfilo, desde que las vi hace dos décadas, en mi añorada Sala 4 de
los Cines Imperial de Almería.
No
sé cuantas películas vi de pequeño y adolescente en aquella sala Sala 4, o en
las tres pequeñas que estaban al otro lado de la calle, o en el Cine Cervantes,
o en el Cine Roxy, o en las Terrazas de Aguadulce; pero sí que aquel verano, el
de 1996, fue especial, muy especial. Porque solo unas semanas después de Mission: Impossible, llegó el turno de… Twister: dirigida por un Jan de Bont
recién salido del éxito de Speed (1994)
y protagonizada por Helen Hunt -y por el gran Bill Paxton- en uno de esos
papeles femeninos que tanto se echan -o echo- de menos en los blockbusters actuales, la película no
era una obra maestra, pero también marcó a fuego mi despertar cinéfago.
Como
no hay dos sin tres, a la semana siguiente -ya a principios de agosto- llegó otro
de los grandes estrenos del verano: ¡La
Roca! Ahora mismo, mientras escribo estas líneas, estoy tatareando el glorioso
tema principal compuesto por Hans Zimmer y Nick Glennie-Smith. Nicolas Cage, Ed
Harris y Sean Connery al frente del reparto, un Michael Bay pre-Transformers y seguramente la mejor
frase promocional de la historia del cine: “Alcatraz.
Solo un hombre ha podido escapar. Ahora cinco millones de vidas dependen de que
dos hombres consigan entrar”. Para rematar, en septiembre llegó a España Independence Day -que no se proyectaba
en la sala 4 de los Imperial, sino en el Cervantes-…
En
definitiva, unos meses llenos de acción, emoción y efectos especiales, que por
aquel entonces -a mis catorce años- me parecieron los mejores de toda mi vida:
veinte años después creo que, en lo que se refiere al terreno de los blockbusters, dicha afirmación no iba
muy desencaminada… Para colmo, aquel 1996, y fuera de la temporada estival,
llegaron títulos tan míticos -al menos para quien esto escribe- como Scream, 2013: Rescate en L.A., Beautiful
Girls, Abierto hasta el amanecer.
PD.: os deseo a todos y todas que paséis un verano estupendo y, sobre todo,
lleno de placeres cinematográficos.
Publicado en La Voz de Almería (8-7-2016)