lunes, 11 de julio de 2016

El verano de 1996

















Esta semana se cumplen veinte años del estreno de Mission: Impossible (1996): el film dirigido por Brian de Palma -y protagonizado por el incombustible Tom Cruise, que a sus 54 años sigue empalmando un rodaje tras otro- cambió mi forma de ver el cine de acción y me hizo conocer a un cineasta que hoy forma parte de mi altar particular, junto a John Carpenter y Dario Argento. El prólogo en blanco y negro, la explosión en el restaurante, Cruise suspendido encima de un ordenador, el tren-bala y el helicóptero del clímax final… Escenas que han quedado para siempre en mi recuerdo cinéfilo, desde que las vi hace dos décadas, en mi añorada Sala 4 de los Cines Imperial de Almería.

No sé cuantas películas vi de pequeño y adolescente en aquella sala Sala 4, o en las tres pequeñas que estaban al otro lado de la calle, o en el Cine Cervantes, o en el Cine Roxy, o en las Terrazas de Aguadulce; pero sí que aquel verano, el de 1996, fue especial, muy especial. Porque solo unas semanas después de Mission: Impossible, llegó el turno de… Twister: dirigida por un Jan de Bont recién salido del éxito de Speed (1994) y protagonizada por Helen Hunt -y por el gran Bill Paxton- en uno de esos papeles femeninos que tanto se echan -o echo- de menos en los blockbusters actuales, la película no era una obra maestra, pero también marcó a fuego mi despertar cinéfago.


Como no hay dos sin tres, a la semana siguiente -ya a principios de agosto- llegó otro de los grandes estrenos del verano: ¡La Roca! Ahora mismo, mientras escribo estas líneas, estoy tatareando el glorioso tema principal compuesto por Hans Zimmer y Nick Glennie-Smith. Nicolas Cage, Ed Harris y Sean Connery al frente del reparto, un Michael Bay pre-Transformers y seguramente la mejor frase promocional de la historia del cine: “Alcatraz. Solo un hombre ha podido escapar. Ahora cinco millones de vidas dependen de que dos hombres consigan entrar”. Para rematar, en septiembre llegó a España Independence Day -que no se proyectaba en la sala 4 de los Imperial, sino en el Cervantes-…

En definitiva, unos meses llenos de acción, emoción y efectos especiales, que por aquel entonces -a mis catorce años- me parecieron los mejores de toda mi vida: veinte años después creo que, en lo que se refiere al terreno de los blockbusters, dicha afirmación no iba muy desencaminada… Para colmo, aquel 1996, y fuera de la temporada estival, llegaron títulos tan míticos -al menos para quien esto escribe- como Scream, 2013: Rescate en L.A., Beautiful Girls, Abierto hasta el amanecer. PD.: os deseo a todos y todas que paséis un verano estupendo y, sobre todo, lleno de placeres cinematográficos.


Publicado en La Voz de Almería (8-7-2016)

sábado, 2 de julio de 2016

Hasta siempre, Bud


He vuelto a Madrid y Barcelona, pero no a Almería. Allí no había nada. Recuerdo que teníamos que coger un tren de la capital que nunca pasaba. Eran el fin de una España poco poblada aún. Eso sí, su gente era extraordinaria, magnífica, verdadera, amable, sensata, simpática, única”. Bud Spencer -el nombre artístico de Carlo Pedersoli- pronunció estas palabras en 2015, durante una entrevista promocional de su cuarto libro, Lasciatemi Passare (‘Déjenme pasar’). El actor, fallecido este pasado lunes, rodó en nuestra provincia títulos como Dios perdona… ¡Yo no! (1967), Los cuatro truhanes (1968), La colina de las botas (1969) o Una razón para vivir y una para morir (1972).
En este sentido, en los últimos días no han sido pocas las personas que han expresado su tristeza, no solo por la noticia de su desaparición -a los 86 años-, sino también porque la eterna pareja cinematográfica de Terence Hill -junto al que rodó ¡dieciocho películas!, varias de ellas en tierras almerienses- no recibiera nunca un homenaje por parte de ninguna institución o festival de cine de la provincia. En cualquier caso -y como solemos apuntar en esta columna-, la lista de personalidades cinematográficas de primer nivel que ha trabajado alguna vez en esta ‘Tierra de Cine’ llamada Almería es tan larga que necesitaríamos de un certamen mensual para homenajearlas debidamente a todas.

El Sheriff y el pequeño extraterrestre (1979)

Por mi parte, confieso que cuando me enteré del fallecimiento de Bud Spencer, no me vinieron a la mente tanto sus colaboraciones con Hill -aunque tengo un gran recuerdo de su último proyecto juntos, Y en Nochebuena… ¡Se armó el Belén! (1994), que pude ver hace unos años por Navidad-, como algunas de sus películas en solitario: El Sheriff y el extraterrestre (1979), por ejemplo, que solía ver de pequeño y de la que solo recuerdo que tenía varios momentos lacrimógenos; más reciente tengo El super ‘poli’ (1973), la primera entrega de la saga protagonizada por el inspector ‘Zapatones’, y la cual disfruté bastante durante una de esas gripes que te envían al sofá durante varios días seguidos.
También me he acordado estos días de Banana Joe (1982), cuya crítica a la burocracia no tiene nada que envidiar a la ‘forma A-38’ de Las doce pruebas de Axtérix (1976) -cuántos recuerdos de infancia…-, o incluso de Cuatro moscas sobre terciopelo gris (1972), el último giallo de la ‘trilogía animal’ de Dario Argento, donde el actor daba vida a uno de los personajes más carismáticos de la historia -a pesar de aparecer en solo unas pocas escenas-. En definitiva, adiós al rey de las bofetadas, al eterno compañero de Terence Hill y, sobre todo, a un referente para varias generaciones de espectadores.

 Cuatro moscas sobre terciopelo gris (1972)

Publicado en La Voz de Almería (1-7-2016)