Hace hoy justo tres meses -día arriba, día
abajo- despedía esta columna deseándoles un verano lleno de placeres
cinematográficos, no sin antes repasar los blockbusters
estrenados durante la temporada estival de aquel ya lejano 1996: Mission: Impossible, La Roca, Twister, Independence Day…
No sé ustedes -vosotras, vosotros-, pero quien esto escribe ha añorado, más que
nunca, las sensaciones veraniegas de
otras épocas, al menos en lo que a grandes estrenos en pantalla grande se
refiere; es cierto que el año pasado las últimas entregas de Mad Max y ‘Misión
Imposible’ dejaron el listón muy alto -al menos en mi opinión-, pero lo de este
verano ha sido más bien decepcionante.
Siendo justos, este verano solo he acudido a ver tres blockbusters: los visionados de Buscando a Dory y Star Trek: Más allá me resultaron entretenidos y hasta con ciertos hallazgos o escenas a destacar, pero Escuadrón Suicida se convirtió, con el paso de los minutos, en una de las experiencias cinematográficas más desalentadoras que he experimentado durante los últimos años -no miento: me entraron ganas de salirme del cine-: tanto como para prometerme a mí mismo no volver a comprar una entrada para una película de Warner/DC que, previamente, haya sido masacrada por la crítica especializada: sí, “la mejor opinión es la de uno mismo”, pero todo tiene un límite.
En cuanto a la secuela de Independence Day (1996), la última entrega protagonizada por Jason Bourne, la exitosa versión CGI de El libro de la selva (1967) o la nueva Los cazafantasmas (2016), ninguna de ellas me interesó lo suficiente como para acercarme al cine a verlas. Este verano, de hecho, las películas que más he disfrutado en pantalla grande fueron estrenadas hace ¡treinta años! Dentro del laberinto (1986) y Victor o Victoria (1982) fueron lo mejor de esta temporada estival y reforzaron esa idea -quizá equivocada- que viene rondándome desde hace años: ya no se hace cine comercial como el de antes -y no, no creo que el manido ‘factor nostalgia’ sea la única respuesta posible.
¿Y qué nos espera durante los próximos meses? Yo dejo aquí mi particular ‘lista de deseos’: Viaje a Italia -¡por fin!-, Jack Reacher. Nunca vuelvas atrás -¿hasta qué punto se notará la ausencia de Christopher McCarrie?-, La La Land -el musical de Damien Chazelle, aún sin fecha de estreno en España-, Baby Driver -lo nuevo de Edgar Wright, ya en marzo de 2017-… PD. Mañana toca viajar hasta el Festival de Sitges y empaparse de cine fantástico en pantalla grande: el nuevo ‘Godzilla’, el 30º aniversario de Aliens (El regreso) (1986), etc.; el próximo viernes, la correspondiente crónica.
Siendo justos, este verano solo he acudido a ver tres blockbusters: los visionados de Buscando a Dory y Star Trek: Más allá me resultaron entretenidos y hasta con ciertos hallazgos o escenas a destacar, pero Escuadrón Suicida se convirtió, con el paso de los minutos, en una de las experiencias cinematográficas más desalentadoras que he experimentado durante los últimos años -no miento: me entraron ganas de salirme del cine-: tanto como para prometerme a mí mismo no volver a comprar una entrada para una película de Warner/DC que, previamente, haya sido masacrada por la crítica especializada: sí, “la mejor opinión es la de uno mismo”, pero todo tiene un límite.
Escuadrón suicida (2016)
En cuanto a la secuela de Independence Day (1996), la última entrega protagonizada por Jason Bourne, la exitosa versión CGI de El libro de la selva (1967) o la nueva Los cazafantasmas (2016), ninguna de ellas me interesó lo suficiente como para acercarme al cine a verlas. Este verano, de hecho, las películas que más he disfrutado en pantalla grande fueron estrenadas hace ¡treinta años! Dentro del laberinto (1986) y Victor o Victoria (1982) fueron lo mejor de esta temporada estival y reforzaron esa idea -quizá equivocada- que viene rondándome desde hace años: ya no se hace cine comercial como el de antes -y no, no creo que el manido ‘factor nostalgia’ sea la única respuesta posible.
¿Y qué nos espera durante los próximos meses? Yo dejo aquí mi particular ‘lista de deseos’: Viaje a Italia -¡por fin!-, Jack Reacher. Nunca vuelvas atrás -¿hasta qué punto se notará la ausencia de Christopher McCarrie?-, La La Land -el musical de Damien Chazelle, aún sin fecha de estreno en España-, Baby Driver -lo nuevo de Edgar Wright, ya en marzo de 2017-… PD. Mañana toca viajar hasta el Festival de Sitges y empaparse de cine fantástico en pantalla grande: el nuevo ‘Godzilla’, el 30º aniversario de Aliens (El regreso) (1986), etc.; el próximo viernes, la correspondiente crónica.
Victor o Victoria (1982)
Publicado en La Voz de Almería (7-10-2016)
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