sábado, 4 de noviembre de 2017

Series y/o películas



¿Recuerdan que la semana pasada comenté mi intención de recuperar en formato doméstico No respires y la secuela de Expediente Warren, aprovechando estos días de Halloween? Pues al final no hubo tiempo, ya que en casa dedicamos el domingo a lo mismo que -supongo- muchos y muchas: devorar la segunda temporada de Stranger Things. Y es que, casi un año y medio después, el veredicto vuelve a estar claro: los hermanos Duffer han creado la 'serie-maratón' por excelencia. ¿El motivo principal? Una trama ideada más como una película de siete horas y media -lo que dura esta 'secuela'- que como una producción televisiva de enfoque más tradicional. 

La serie 'ochentera' no fue la única que pasó a toda velocidad por mis retinas este último fin de semana, ya que el sábado por la mañana empecé a ver Mindhunter y cuando me quise dar cuenta… iba por el séptimo capítulo. No soy un entusiasta de las producciones de época y/o de las historias criminales, pero la serie creada por Joe Penhall -y en cuyos créditos ejecutivos encontramos a Charlize Theron o David Fincher, que también dirige cuatro episodios- me fascinó desde el primer minuto. Por su reparto, ritmo, fotografía, puesta escena y banda sonora, pero también porque, de nuevo, nos encontramos con algo muy parecido a una película de casi ocho horas -¿alguien dijo Zodiac?-, y no con una serie procedimental al uso. 

Pasando de la pequeña a la gran pantalla: este miércoles, aprovechando el día festivo, fuimos al cine a ver Thor: Ragnarok, la nueva aventura del Dios del Trueno. Y puede decirse que, esta vez, a la tercera ha ido la vencida, aunque solo sea por la buena acogida que el film ha tenido entre crítica y público. Por mi parte, me entretuvo más que las dos primeras entregas -cosa fácil-, pero conforme pasaban los minutos me sucedió lo mismo que con la reciente secuela de Guardianes de la Galaxia o Doctor Strange: me aburrí y empecé a bostezar. Reconozco que por fin vi a un Thor carismático, que disfruté de lo espectacular de algunas escenas de acción y que varios chistes me hicieron bastante gracia -la presentación de la protagonista femenina o el guiño a Lo que hacemos en las sombras, el anterior film de Taika Waititi-, pero poco más. 

No todo fue decepción durante estos últimos días en lo que se refiere al panorama cinematográfico: unos días antes, vimos por tercera vez Mision Imposible: Nación Secreta, y tan solo el estar atento a los detalles que esconde la banda sonora -las variaciones sobre el tema principal de la saga o, sobre todo, las permanentes citas al Turandot de Puccini- me resultó más disfrutable que las aventuras de Thor, Hulk, Loki y compañía. 

Publicado en La Voz de Almería (3-11-2017)

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