sábado, 9 de diciembre de 2017

Carrusel de series (II)

Toca hacer balance de las últimas producciones televisivas que han pasado por el salón de casa durante estos últimos -y fríos- días de diciembre:   

Glitch. La semana pasada comenté que había empezado a ver la segunda temporada de esta serie australiana, en la que un variopinto grupo de personas devueltas a la vida deben averiguar cómo murieron, quién y por qué les resucitó, y cómo deben aprovechar esta segunda oportunidad. Una vez vistos los nuevos seis capítulos, no puedo ocultar una ligera decepción: los personajes se han dedicado, más que nunca -era algo presente ya en la primera tanda de episodios-, a ir de un lado para otro sin mucha más motivación que la de desarrollar las correspondientes subtramas y hacer avanzar los acontecimientos; en esta ocasión, no ardo en deseos de ver la tercera temporada…  

Dark. El guión, principal 'talón de Aquilés' de Glitch, es sin embargo el punto fuerte de la primera serie alemana distribuida bajo el sello de Netflix; y es que ya solo el esfuerzo de elaborar un castillo de naipes tan ambicioso -en el que todos sus elementos acaban encajando- merece por sí solo toda mi admiración. El estupendo apartado técnico, la hipnótica banda sonora -mención especial a los coros a capela- y los mejores créditos iniciales que he visto en mucho tiempo -no solo son preciosos, sino también una parte más del rompecabezas-  suman puntos a una producción que, sin embargo, no terminó de enamorarme en sus últimos capítulos, aunque solo porque las preguntas siempre son más emocionantes que las respuestas -tengo más motivos, pero sería entrar de lleno en territorio spoiler

The Fall. Hacía tanto tiempo que terminé la segunda temporada de esta serie protagonizada por Gillian Anderson y Jamie Dornan que tenía miedo de no cogerle el 'tranquillo' a los nuevos episodios. Para mi sorpresa, el primer capítulo de la tercera temporada me tuvo interesado del primer al último minuto, gracias -entre otras cosas- a su original planteamiento: quitarle buena parte del protagonismo a una de sus dos estrellas principales y convertir la trama en algo parecido a un episodio de la mítica -y, por mi parte, añorada- Urgencias: no me importaría ver una serie comandada por el médico interpretado por Richard Coyle...   

Broadchurch. Hace unos días una amiga me dijo lo siguiente: "Lo único que pido es que Olivia Colman y David Tennant trabajen juntos toda la vida". Una vez vista casi toda la tercera -y última temporada- de la serie creada por Chris Chibnall, no puedo estar más de acuerdo. Los casos enganchan, pero aún más el acento escocés de Tennant, las miradas de Colman y la dinámica entre ambos.  

Publicado en La Voz de Almería (08-12-17)

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