viernes, 4 de mayo de 2018

De 'Los Vengadores' a De Niro


Vengadores: Infinity War. Haré como la película de los hermanos Russo y, sin más preámbulos, iré a lo que nos interesa. ¿Lo mejor -siempre bajo de mi punto de vista personal-? Una escena pre-créditos cuya intensidad dramática parece más propia de un clímax, la primera aparición de Steve Rogers/Capitán América -ahora que lo pienso, muy en la línea estética del último plano de Capitán América: Civil War-, el cómo consigue ser una secuela de casi todas las 18 películas anteriores del Universo Cinematográfico Marvel, una escena protagonizada por Thor que hizo aplaudir a la sala entera -algo ya de por sí digno de alabar-, un villano de altura, una escena post-créditos de lo más efectiva y, sobre todo, una sensación de peligro y estrés muy conseguida, si bien en mi caso producida más por lo que mi mente auguraba que por lo que finalmente llega a pasar -profundizar más en ello sería entrar en el terreno de los spoilers-. ¿La peor parte? Como casi siempre, algunos tiempos muertos -menos que nunca, eso es verdad-, 'infinitos' momentos de humor simplón, personajes que sirven casi exclusivamente como elemento humorístico -me viene a la mente Bruce Banner/Hulk- y unos diálogos que hacen que determinados personajes, nada más conocerse, pasen de lanzarse insultos o puyas continuas a declararse amistad eterna en menos de lo que dura un chasquear de dedos. 

Huida a medianoche. Me lo pasé muy bien con la última propuesta de Marvel Studios; pero mentiría si dijera que no disfruté más unos días antes, viendo por primera vez esta buddy/road movie de finales de los 80 protagonizada por Robert De Niro y Charles Grodin -el padre de Beethoven, uno más de la familia (1992)-. El film de Martin Brest no tiene ningún elemento espectacular, pero cumple a todos los niveles: como comedia -unos running gags estupendos-, como cinta de acción -las persecuciones son de lo más resultonas-, como película de personajes -estupenda la química entre ambos- e incluso como historia dramática: en un momento determinado, el personaje interpretado por De Niro se ve obligado a protagonizar un emotivo encuentro familiar y reconozco que quien esto escribe tuvo que sacar los pañuelos. Disfruto con un blockbuster, pero son cintas como esta las que me hacen amar el cine. 

PD. El tema de los kleenex me recuerda que no puedo dejar de recomendar Violet Evergaden, uno de los últimos animes de Netflix. Una animación absolutamente espectacular -no exagero al decir que la diferencia con la inmensa mayoría de series de animación de los últimos tiempos es sonrojante- para una historia de las que llegan al corazón en cada capítulo.

Publicado en La Voz de Almería (4-5-18)

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